Punción seca y electropunción

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¿Qué es la punción seca y la electropunción?

La punción seca y la electropunción son dos técnicas de fisioterapia que se utilizan para tratar el dolor muscular y articular, especialmente cuando se debe a la presencia de puntos gatillo. Los puntos gatillo son zonas de tensión o contractura en los músculos que provocan dolor local o referido a otras partes del cuerpo.
 
La punción seca consiste en introducir una aguja fina y estéril en el punto gatillo para relajar el músculo y aliviar el dolor. La electropunción es una variante de la punción seca que añade una corriente eléctrica de baja intensidad a la aguja para estimular el tejido muscular y aumentar el efecto terapéutico.

¿Qué beneficios tiene la punción seca y la electropunción?

La punción seca y la electropunción tienen múltiples beneficios para la salud y el bienestar de los pacientes que sufren de dolor muscular o articular. Algunos de estos beneficios son:

¿Para quién está indicada la punción seca y la electropunción?

La punción seca y la electropunción son técnicas seguras y eficaces que pueden aplicarse a cualquier persona que padezca dolor muscular o articular, siempre que no tenga contraindicaciones como alergia a las agujas, infecciones, alteraciones de la coagulación o marcapasos. 
Estas técnicas son especialmente útiles para tratar condiciones como:
¿Cómo se realiza una sesión de punción seca y electropunción?
 
Una sesión de punción seca y electropunción dura entre 15 y 30 minutos, dependiendo del número y la localización de los puntos gatillo a tratar. El fisioterapeuta realiza una valoración previa del paciente para identificar los puntos gatillo y determinar el tipo y la intensidad de la corriente eléctrica a aplicar.
 
El paciente se coloca en una posición cómoda y relajada, con la zona a tratar al descubierto. El fisioterapeuta desinfecta la piel e introduce las agujas en los puntos gatillo, con un movimiento rápido y preciso. El paciente puede sentir una leve molestia o un pinchazo al introducir las agujas, pero luego suele experimentar una sensación de alivio o relajación.
 
El fisioterapeuta conecta las agujas a un aparato que genera una corriente eléctrica de baja intensidad, que puede regular según las necesidades del paciente. El paciente puede sentir una vibración, un hormigueo o una contracción muscular en la zona tratada, pero no debe ser dolorosa. El fisioterapeuta controla en todo momento el estado del paciente y le da indicaciones para respirar correctamente y relajar los músculos.
 
El fisioterapeuta retira las agujas al finalizar el tiempo establecido, desinfecta nuevamente la piel y aplica un masaje suave o un vendaje compresivo si es necesario. El paciente puede sentir una mejora inmediata del dolor o una mayor movilidad tras la sesión, pero también puede presentar algún hematoma, inflamación o sensibilidad en la zona tratada, que suele desaparecer en unos días.
 
Es recomendable realizar varias sesiones de punción seca y electropunción para obtener resultados óptimos, combinándolas con otras técnicas de fisioterapia como el masaje, la movilización, los ejercicios o la educación postural. El número y la frecuencia de las sesiones dependerá de la evolución del paciente y de las indicaciones del fisioterapeuta.